martes, 16 de febrero de 2010

"Entre todos" Miquel Roca 16/02/2010



El Gobierno no lo hizo bien. Negó la crisis cuando ya era evidente, no tomó las medidas necesarias en el momento oportuno, dejó que el déficit presupuestario se desmadrara y en ningún momento lanzó un mensaje de austeridad y seriedad reclamando la colaboración de los particulares. Se escudó en una invitación difusa y confusa al diálogo social. Lo hizo mal.

Pero en este comportamiento no estuvo solo. Las organizaciones empresariales no destacaron por sus propuestas, y los sindicatos parecían más preocupados por políticas a corto plazo que por la creación de empleo. La sociedad, en su conjunto, prefirió inclinarse más por un ejercicio crítico que por un esfuerzo de superación y adaptación a la crisis. Y la oposición se preocupó más de sacar provecho partidista de la situación que de arrimar el hombro para solucionar los problemas de sus electores. Y cuando empiezan a surgir quienes apelan a la necesidad de colaborar entre todos para que esto se solucione, aparecen las críticas y los recelos. Si el Rey se informa de lo que ocurre y propone que se alcancen pactos para tirar adelante, esto molesta a los que quieren tener el monopolio del protagonismo, cuando han sido incapaces de ejercitarlo para evitar la magnitud de la situación actual. Si algunos proponen pactos y acuerdos, se les dice que nada de nada. Que aquí nadie necesita de nadie. ¿Cómo se quiere que en el exterior se nos tenga confianza, si nosotros somos incapaces de acordar nada dentro de casa? La situación no es dramática; somos nosotros los que la hacemos dramática. Entre todos hemos de reaccionar y cada uno desde su propio ámbito de actuación deberá transmitir mensajes de confianza en el futuro. Para muchos, esto será difícil. Su angustia es legítima y justificada, pero así no se gana la partida. Menos crítica, más exigencia; menos palabrería, más acuerdos. El mensaje de austeridad y de autoexigencia nos ayudará más que la contemplación irritada de lo que pasa. Y a forzar acuerdos, pactos, programas comunes. Si no se hace, se deberá concluir que no se sabe sobre qué pactar y en qué términos acordar. Sólo entre todos, incluido el Rey, saldremos de esta.